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Por Vittoria Corrado
Libia, tras el derrocamiento del régimen del coronel Gaddafi, parece haber perdido incluso la esperanza de paz. El país vive desde 2011 en una fuerte inestabilidad política y sigue siendo escenario del sangriento conflicto entre los señores de la guerra y los conflictivos intereses estratégicos internacionales por el control de sus recursos petroleros y la creación de áreas de influencia.
El conflicto libio es, en última instancia, el escenario de la confrontación entre las potencias regionales, en particular entre Qatar, los Emiratos Árabes Unidos y Arabia Saudí. Pero tambien ve la implicación de Rusia, Turquía y de los países europeos, hecho que responde a un mecanismo de monitoreo y balanceo de las alianzas regionales asociadas a los dos frentes internos.
Por un lado, el gobierno de Trípoli – liderado por el primer ministro Fayez al Sarraj – cuenta con el apoyo económico y militar de Turquía y Qatar, así como de mayoría de los países europeos.
En cambio, las tropas del mariscal rebelde Jalifa Hafter – que controla Bengasi y el este de Libia – de los Emiratos Árabes Unidos, Arabia Saudita, Egipto y recientemente también de Rusia, como lo demuestran las imágenes en Internet de la presencia de mercenarios rusos.
El continuo fracaso de los intentos de las Naciones Unidas de entablar un diálogo político, junto con la ambigüedad del comportamiento de la comunidad internacional – se manifiestan en las reiteradas violaciones del embargo de armas – nos devuelve a una situación de bloqueo absoluto y no permite hacer previsiones optimistas para el futuro.
Sin embargo, la posibilidad de un acuerdo entre las potencias externas sigue abierta, pero cualquier compromiso que no incluya la participación de los propios actores nacionales podría ser aún más peligroso para el destino de Libia.
- ¿Cuánto podría costar a la Unión Europea – la primera interesada en los acontecimientos libios dada su proximidad geográfica y sus lazos económicos- continuar una política no unitaria perpetuamente socavada por la rivalidad franco-italiana?
- El actual debate sobre la intervención militar para derrotar a las milicias del mariscal Hafter parece haber consumido su fuerza por el momento. Igualmente, la búsqueda de una solución diplomática que haga “feliz a todo el mundo” parece cada vez más un callejón sin salida. ¿Qué podría entonces resolver el rompecabezas libio?
Lecturas Recomendadas
https://www.internazionale.it/opinione/pierre-haski/2019/12/17/libiainternazionalizzazione-conflitto
https://www.internazionale.it/bloc-notes/annalisa-camilli/2019/12/18/italia-libiastrategia
https://elpais.com/internacional/2019/12/26/actualidad/1577377638_060822.html
https://www.iai.it/it/news/libia-il-paese-allo-sbando